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Pulso y ritmo.

  • Foto del escritor: Gabriel Martinez Mayobre
    Gabriel Martinez Mayobre
  • hace 3 días
  • 2 Min. de lectura
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El ser humano es un tapiz de conciencia, cuerpo y memoria entretejidas. Desde la mirada de los Upanishads, la vida se mueve en ciclos: el día y la noche, las estaciones, los ritmos del corazón y de la respiración. Todo lo que existe sigue un compás que lo sostiene. Vivir fuera de estos ritmos es vivir como un barco a la deriva, sin el timón de la experiencia que nos permite reconocernos a nosotros mismos.


El maestro Baret nos recuerda que no hay que “forzar” la vida ni “progresar” hacia algo que ya somos. La verdadera libertad surge cuando nos dejamos hacer, cuando nos abrimos a lo que ya existe en nosotros. En este sentido, los ritmos no son cadenas, sino soportes: estructuras que permiten que la vida se despliegue sin fricción. Una rutina no nos encierra, nos enseña a confiar en que cada momento tiene su lugar, que hay un orden que nos abraza más allá de nuestra confusión.

En la pedagogía Waldorf se nos ofrece un ejemplo práctico: los niños se nutren de ritmos claros, de días que se repiten de manera predecible, porque estos ritmos crean un espacio seguro donde la creatividad y la conciencia pueden florecer. No se trata de uniformidad, sino de cadencia: la belleza de percibir el pulso de la vida, sentir que el mundo no es caótico, sino un juego armonioso entre lo que cambia y lo que permanece.

Septiembre se presenta, de manera natural, como un instante ideal para reencontrarnos con estos ritmos. El verano termina y la naturaleza misma nos recuerda la necesidad de volver a la tierra, de ordenar nuestros días y abrir espacio para lo nuevo.

Así, el ritmo se convierte en maestro y aliado. Dormir, despertar, comer, moverse, estudiar, crear, descansar… todo esto no es simplemente hábito, sino la manera de arraigar el ser en la existencia. Quien se alinea con los ciclos de la vida se encuentra en sintonía con el cosmos.

Vivir con el pulso de lo que ya somos; septiembre nos recuerda que siempre es posible reconectar con él.

 
 
 

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